Presentación del libro Mujeres, escritura y vida
Compartimos los primeros párrafos del Prólogo escrito por Norma Matteucci para su libro “Mujeres, Escritura y Vida”, una buena manera de invitarte a conocer de qué se trata este ensayo y de generar muchas ganas de seguir leyendo.
Presentación: viernes 22 de abril, 19:30 hs. en la sala La Tertulia

Dice Lucia Guerra (1996) que la experiencia personal de las mujeres se cuenta “con el hilo y la aguja para inscribir la memoria e hilvanar a la mujer en su dolor”. Así, la vida de mi madre –como la de la mayoría de las mujeres de su familia y tantas otras- transcurrió “hilvanando género” –en las dos acepciones del término-, ya que, como se decía entonces, “cosía para afuera”. Este afuera, público, colectivo, de la visibilidad era las mujeres- todavía- un espacio a conquistar y se oponía al adentro, devaluado, rutinario, oculto, en el que la existencia de ellas transcurría invisibilizada.
Y en ese hilvanar, coser, surfilar, hacer pespuntes…para otras mujeres que no pertenecían a su entorno doméstico, mi madre construía su subjetividad “genérica”, con su mirada sobre el género, como sinónimo de tela, ya que el género, como categoría sociocultural que otorga roles a mujeres y hombres y los naturaliza, fue una construcción tardía, que ella sólo logró intuir.
Esas mujeres, como mi madre, fueron normativizadas en el medio del siglo XX –como muchas otras antes- por la ideología y las prácticas sociales sexistas y patriarcales y el discurso hegemónico, los que condicionaron su inserción en la realidad socio-histórica del momento.
Asimismo, tuvieron limitada inserción en el mundo letrado, debido a una escolaridad rudimentaria y elemental, por escasez de recursos, en las clases populares o porque se priorizaba la educación de los varones, sobre todo en las clases acomodadas –tal como lo atestigua Virginia Woolf en su ensayo Tres guineas (1983).
No obstante, las mujeres ingresan paulatinamente al mundo de la escritura y comienza a dar cuenta de su ámbito propio- familia, vida cotidiana, vivencias personales- a través de cartas, diarios íntimos o memorias, mediante una escritura personal, intimista, introspectiva a veces. Es decir, los condicionamientos históricos y sociales, que han limitado a las mujeres, no les ha impedido expresarse de diversas maneras posibles – y el lenguaje es una de ellas- y la escritura ha sido atravesada por sus miradas, sus experiencias y sus procesos creadores. (…)”.